Para finalizar el verano me paso para hablaros de un libro que es ideal para leer en estos días de otoño que nos esperan, refugiados en un buen rincón de nuestra casa y dejándonos llevar por la historia de sus protagonistas. Además se trata de una historia cuyos personajes, buena parte de ellos, están en el otoño de sus vidas.
Os hablo de LOS INQUIETOS de María Aixa Sanz. De modo que instálate en tu rincón favorito y adéntrate en la lectura para descubrir más pronto que tarde que es magnífica, que se lee sin darte cuenta, que tienes entre manos unas páginas que son delicia para el amante de las buenas historias y por supuesto, que Neville, el prota, protagonista, es la mejor de las compañías. María Aixa Sanz con mucho sentido del humor, y una aguda conciencia del alma humana ha escrito para nosotros una historia incisiva, divertida al mismo tiempo que entrañable. Puesto que sí, lo son, cada uno de los personajes, no sólo el protagonista, todos ellos los son; incluso a pesar de sus claroscuros y de sus decisiones, o precisamente por eso mismo. Por lo incomprensible que el ser humano alberga en su seno. LOS INQUIETOS es la historia del continuo esfuerzo que supone vivir. Lo más maravilloso de esta novela es que su autora nos lo traslada de una manera verdaderamente fácil. La narración que realiza sobre la fragilidad y la belleza de la vida cotidiana no agota ni aburre, es brillante: convirtiendo LOS INQUIETOS en una historia graciosa, mordaz y precisa que se vuelve luminosa e inspiradora párrafo a párrafo. En la que todo encaja. Pieza a pieza.
© Jennifer Bóer para RED DE LIBROS
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Sinopsis:
Neville acaba de jubilarse, tiene sus días perfectamente planificados. Sus jornadas transcurren plácidamente alrededor de una serie de tareas que conforman su rutina diaria. Esto es así hasta que el Universo decide que los días de paz y sosiego para Neville han terminado. Entonces lo aboca para su desesperación a toda una suerte de peripecias (ahí surge la comedia de enredos) con vecinos, desconocidos, viejos conocidos, antiguos amores y demás. Se verá, sin comerlo ni beberlo, en la tesitura de tener que resolver (cual héroe de andar por casa) distintas encrucijadas (una tras otra) o hacerse el longui. ¿Pero está en el carácter y en la forma de ser de Neville pasar de puntillas por los problemas que encuentra en su camino? ¿Es de los que prefieren mirar hacia otro lado o involucrarse?





