Una espesa y densa niebla lo cubre todo, el sol apenas se ve. En esta época, al día le es difícil amanecer. Que el sol traspase y rompa la oscuridad es algo demasiado parecido a un milagro. No se ve el pico de las montañas, ni si quiera buena parte de ellas. Se nota en el ambiente desde hace varios días que ha comenzado el inverno. Hace frío. En este exacto momento con una taza de café humeante entre las manos, viendo como el sol se bate el cobre con la niebla, sé que debería ir a buscar una prenda de abrigo. Pues no hay duda: el frío llego. También, desde hace varias noches, un sopor profundo y pesado me invade y al quedarme dormida se repite en mi cabeza el mismo sueño. Me veo caminando con la misma persona por las calles del mundo, más bien por paseos y malecones antes que por calles estrechas. Conozco a ese viandante que me acompaña en el mundo de los sueños. En él caminamos como si caminar juntos fuese algo habitual y mientras andamos: reímos, hablamos, nos buscamos las cosquillas, miramos fachadas, reparamos en quienes se cruzan con nosotros, observamos cómo la vida pasa. Sin embargo, sé que fuera de los sueños, en la realidad, jamás he caminado junto a esa persona por ningún lugar. Ni siquiera un pequeño tramo, unos cuantos pasos. Entonces, al despertarme no puedo evitar preguntarme si hay un universo paralelo en el que camino con él, en el que caminamos juntos con frecuencia, y por alguna extraña razón esa realidad paralela mientras duermo profundamente toma forma, cobra vida, se manifiesta. Sé que hay personas que creen en los universos paralelos e imaginan que en ese universo paralelo su vida transcurre con tan solo lo bueno, bonito y positivo que les sucede en su real y auténtico día a día. Es más, sé de gente que ante una fatalidad tan desgarradora y cruel como es la muerte de un ser querido, para soportar esa pesada carga, se imaginan que en un universo paralelo viven la vida como si ese ser estuviese vivo junto a ellos. Es muy arriesgado pensar y creer que hay mundos paralelos donde la muerte y el mal, donde la mala hora y la oscuridad, no existen. Pero también es verdad que cada cual, haciendo de su capa un sayo, es libre de pensar y creer en lo que le dé la gana con tal de sobrevivir. Por eso jamás rechazare de plano los ardides y las estratagemas a las que cada uno se aferra para ir tirando. No cabe en mí, ni el rechazo ni la negación, puesto que en el momento más inesperado te invade esa sensación de que cierta situación ya las has vivido y que tan bien describen los franceses como: Déjà vu. Y, por ello, por tener la sensación palpable de que algo ya lo has vivido cuando sabes que no es el caso, quieras o no, te obliga a preguntarte si no será verdad que los universos paralelos existen. Universos donde el sol no debe pelear para que el amanecer con su luz ilumine el mundo y a nosotros, llenándonos de dicha. ¿Vosotros, lectores míos, qué opináis? ¿Pensáis que de existir, existen, los universos paralelos?
Besos y abrazos a tod@s.
María Aixa Sanz