martes, 7 de junio de 2011

ENTREVISTA A MARÍA AIXA SANZ

María Aixa Sanz
«En el momento en que un personaje de papel, por así llamarlo, pasa a hacer sentir a un lector, y se convierte en su mejor aliado, en su mejor amigo, en ese momento mágico en que el lector se funde con el personaje de papel, lo convierte en un ser vivo con el cual probablemente tenga más afinidades y sepa más de él y le haya hecho sentir más que el vecino del quinto. ¿Con cuántos personajes de  novela se ríe y llora? ¿Y se quedan a vivir en la memoria? Están vivos porque viven en nosotros. »


EL OLOR DEL SILENCIO / María Aixa Sanz
23/05/2011, lunes. Valencia. EL OBSERVADOR



P. ¿Ha sentido vértigo ante la publicación de esta descomunal novela donde el elenco de personajes secundarios es magnífico, el protagonista está vivo y el despliegue de imaginación es rotundo?

Ante todo gracias por sus palabras. Con respecto a su pregunta, la respuesta es no. No sentí vértigo. Puesto que me di cuenta al tener la novela impresa en mis manos que aquello era el éxito. El verdadero éxito para mi es haber escrito esta inmensa novela. Tenerla entre mis manos y decir toda esta historia la he escrito yo. Ese para mí es el éxito: escribirla.

Y si a ello, le sumo, el hecho de que sé que está gustando y entusiasma, la felicidad es total. El hecho de que James y todos los personajes de 'El olor del silencio' formen parte de la vida de otros, y se queden en su memoria me proporciona una felicidad intensa y absoluta.

Antes de que viera la luz supe que con esta novela había alcanzado el grado de satisfacción y plenitud que siempre había buscado durante toda mi trayectoria literaria. Con ‘El olor del silencio’ he sentido lo que es la satisfacción completa en lo profesional. Y sé que todo lo que me llegue de la mano de esta novela será fenomenal y lo recibiré con los brazos abiertos.

Con James no tengo miedo. Todo lo que me traiga será bienvenido.

P. ¿Hay personajes que dan miedo?

Sí. Porque como por ejemplo en‘La escena’ que la protagonista era una atracadora y en ‘Antes del últimos suspiro’ que era una asesina a sueldo, uno se pregunta si el lector podrá sentir empatía con el personaje. Con James esto no ocurre. James es locutor de radio. Una idea que iba rondándome por la cabeza desde hacía años.

P. ¿Qué es de Olaf? (Protagonista de ‘La casona del sueño dorado’anterior novela publicada de María Aixa Sanz.)

Olaf es un conquistador, está conquistando corazones por toda la geografía. Y yo soy feliz por y con él.

P. Sus personajes, acostumbran a tener que tomar decisiones complicadas.

Sí. Como toda persona, sufren, sienten, padecen, están tristes, alegres, disfrutan, se divierten y como no, como a todos, la vida les pone en más de una ocasión ante alguna situación complicada que han de resolver. Eso, ese viaje, ese pasar de un estado a otro, es la base de todas mis novelas. Narro, cuento la historia de cómo desde el punto A en que se encuentra el protagonista o los personajes al principio de la novela llegan al punto B, al final de esta.

P. ¿Habla de sus personajes como si fuesen seres de carne y hueso?

Y lo son. Nadie puede dudarlo. En el momento en que un personaje de papel, por así llamarlo, pasa a hacer sentir a un lector, y se convierte en su mejor aliado, en su mejor amigo, en ese momento mágico en que el lector se funde con el personaje de papel, lo convierte en un ser vivo con el cual probablemente tenga más afinidades y sepa más de él y le haya hecho sentir más que el vecino del quinto. ¿Con cuántos personajes de novela se ríe y llora? ¿Y se quedan a vivir en la memoria? Están vivos porque viven en nosotros.

P. ¿Cómo fabrica sus novelas?

Se me presenta el título, como un flash, y luego me pregunto que qué es lo que ocurre ahí, en ese lugar, con esa frase. En esta novela, vino a mí, ‘El olor del silencio’ y me pregunté que qué era y tire del hilo. Y ese hilo me llevo a rellenar más de setecientas páginas.

P. Y ahora, ¿está escribiendo?

Sí. A un menor ritmo, digamos que estoy sentado las bases de la nueva novela. Y tal como pasa el tiempo, pues uno se adentra más y escribe más, con mayor soltura y total implicación. Pues después de escribir ‘El olor del silencio’ me cogí unos meses sabáticos. Y ahora estoy con los preliminares de la que será la próxima novela.

P. A menudo cita la frase…

El movimiento se demuestra andando.

P. ¿En qué momento le surgió la idea de escribir ‘El olor del silencio’?

En el momento en que se plantó delante de mí la pregunta de que a qué olía el silencio. Y me contesté que según. Entonces supe que quería contar esa historia y no otra.

P. ¿Una historia toda imaginada que no se agarra en ningún momento a ningún hecho histórico?

Sí. Soy novelista. No historiadora, no escribo novelas basadas en hechos históricos. Novelo sobre el alma humana, por decirlo de algún modo. El ser humano tienes las suficientes aristas, matices y luces para poder solo centrarse en él y no tener que recurrir a una guerra, a un conflicto bélico, etc. El ser humano me apasiona.

P. ¿Cómo se pasa de la idea a la escritura?

Con disciplina. Escribiendo todos los días. Unos días más y mejor otros no tanto. Con una implicación total. Hasta llegar a un punto en el que soy auténticamente feliz por eso me dedico a ello. Porque soy feliz mientras escribo.

P. ¿Cómo es su técnica de trabajo?

Tirar del hilo, tirar y tirar…Hasta ver donde llegó. Como un viaje del que se compra el billete de ida pero no el de vuelta, y del que se desconoce todo, adónde se va, cuáles serán las paradas, los compañeros de viaje.

María Aixa Sanz
P. ¿Cómo decide una ser escritora?

En mi caso, no creo yo que lo decidiese en ningún momento. Desde que tengo uso de razón sé que escribo historias. De niña quería ser de mayor escritora y lo soy, lo uno y lo otro, mayor y escritora. (Risas) Destino. Probablemente es el destino ya que al ser humano poco margen de maniobra posee. Como decía mi bisabuela materna, el destino de cada persona. Nací para contar historias eso lo tengo claro y en ello estoy, la razón no la sé, es algo que brota de mi. Es lo que me hace feliz. Y yo siempre he apostado por la felicidad.

P. ¿Ley Sinde?

Por supuesto. La barra libre en que la gente confunde internet debe acotarse y eliminarse, a nadie se le ocurre entrar en una panadería y llevarse una barra de pan sin pagar y sin que nadie ponga el grito en el cielo, y que el panadero no llame a la policía y al hecho en sí robo. Pues las obras son barras de pan. Y la barra libre en que se ha convertido internet es una falta total de respeto y lo que es peor una falta total de conciencia.

P. Es usted una de las críticas literarias de más prestigio, reconocido por las editoriales, ¿a qué cree que se debe?

A que escribo las reseñas partiendo del efecto que produce la lectura de un libro en concreto en el lector. Qué es lo que esa lectura le proporcionara al lector si decide leer el libro. En ningún caso hago un refrito de la sinopsis ni destripo la novela. Ni crítico en negativo, pues creo que todo libro tiene su lector y si a mí un libro no me gusta no lo reseño, pero cuando reseño lo hago con total sinceridad. Por eso puedo trasmitir la emoción que he sentido como lectora porque no reseño ningún libro que no me haya leído.

P. RESEÑANDO es faro para muchos lectores, guía de muchos para decantarse hacia una lectura u otra, ¿pero qué es RESEÑANDO para usted?

Mi pequeña librería. Creo que dentro de mí hay una librera de barrio a la que le encantaría sugerir lecturas. Ser crítica literaria me da muchas gratificaciones. Y Reseñando es mi pequeña librería, un proyecto que nació sin ninguna ambición, sin esperar nada, por eso cuando no se espera nada lo que se obtiene produce mayor emoción y satisfacción.


P. ¿El relato corto es un buen aprendizaje para la novela?

No. Para nada. A escribir novelas se aprende escribiendo otras novelas. Por eso lo normal es que cada nueva novela sea mejor que la anterior. El cuento y la novela no tienen nada que ver, si para el cuento se necesita un mecanismo de precisión para la novela se necesita todo un engranaje de una gran magnitud. Por ello digo que el novelista es novelista y el cuentista cuentista y cada uno sabe perfectamente en que medio está más a gusto. Que es de lo que se trata, al fin y al cabo, de estar a gusto. Yo sé que esta es mi mejor novela y para llegar a ella solo me ha servido escribir otras. En ningún caso cuentos.

P. ¿Acabarán los libros digitales con el papel?

No. Pueden ser complementarios. En algunos ámbitos puede ser que se utilicen bastante. Pero el lector. El verdadero lector. El que leer le da placer y siente pasión por el libro como objeto que guarda en su interior tesoros. Ese preferirá siempre el libro tradicional. Los libros digitales vienen a ser como cuando una vez se creía que los robots acabarían sustituyendo a las personas y no ha sido así. El calor del libro como el de la persona no hay cachivache que lo pueda sustituir.

P. Existe la literatura universal pues ‘El olor del silencio’ es buen ejemplo de ello, ¿lo cree así?

Evidentemente, a la hora de sentir en todas las partes del mundo se siente igual. Todas las lágrimas y las risas tienen la misma forma y el mismo perfil en cualquier parte del mundo. Además el mundo cada vez es más pequeño y nos afecta todo más a todos. Nada está tan lejos ni nadie está tan lejos. Nunca se había llegado al nivel de conocimiento y comprensión que hay actualmente de los unos con los otros como en la sociedad que ahora vivimos.

P. ¿Cree que el erotismo, dado que éste está presente en las 726 páginas de ‘El olor del silencio’?

Por supuesto. Si no apaga y vámonos. El erotismo es la sal de la vida y más si como yo he nacido y vivo en el Mediterráneo.

P. Usted hace gala siempre de ser valenciana. Esta orgullosa de ello y en ‘El olor del silencio’ en constantes guiños lo muestra.

No le quepa la menor duda. Si de algo estoy orgullosa en la vida es de ser valenciana. De los rasgos que impregna esa condición al carácter.

P. Tiene muchos lectores vascos, ¿a qué se debe?

Vascos y valencianos. No lo sé. Mi público mayoritario está entre valencianos y vascos. Algo debe tener mi literatura, alguna característica, mi estilo o lo que sea que gusta más a los valencianos y vascos, que a los lectores de la meseta. Pero no tengo ni idea de lo que es. Quizá cierto desparpajo periférico. En verdad no lo sé.

P. Es esta su sexta novela, si me permite, su mejor novela, plagada de sorpresas y con una cuidada edición, ¿cuándo la escribía tenía presente al lector?

Siempre tengo presente al lector. Soy contadora de historias y me gusta que el lector disfrute y se implique en la historia. Me gusta que el lector esté a gusto. No soy una novelista que se mira el ombligo. Cuando escribo pienso en el lector pues es a él a quien le estoy contando la historia. En cuanto a la edición, sí, se cuida lo máximo posible. No soporto las malas ediciones.

P. ¿Qué son para usted las bibliotecas? ¿Cuál es la diferencia entre las bibliotecas públicas y las privadas?

De niña quería ser escritora cuando me paseaba por la biblioteca pública, admiraba a los escritores que leía y me preguntaba cómo se escribía un libro, mi máxima ilusión era que un día estuvieran en las bibliotecas públicas libros con mi nombre, escritos por mí, y ahí están mis novelas. Sueño cumplido. Partiendo de eso. Puede adivinar que las bibliotecas me parecen lugares maravillosos, donde el lector se encuentra con todo un universo plasmado en negro sobre blanco a través de décadas y décadas de trabajo de cientos de escritores. Ese lector en las biblioteca es el ser más libre del mundo, y en su mano esta elegir un libro entre tantos, sin ninguna presión solo por el sencillo hecho de leer la sinopsis o los primeros párrafos. Soy una enamorada de las bibliotecas. Son espacios absolutamente democráticos donde el lector es quién manda. Pocas estampas me parecen tan preciosas como ver a un lector frente a una estantería con un libro en la mano ajeno al mundo que le rodea. Eso son las bibliotecas públicas para mí. Que además cumplen una función que es el fomento de la lectura desde temprana edad, una función que en muchas ocasiones solo las promueven ellas, pues no todos los entornos familiares están dotados de bibliotecas privadas y propias. La biblioteca privada es un placer en sí misma. Es la expresión del instinto de posesión elevado a su enésima potencia. Congratula a su dueño, le hace feliz pero después de ello creo que toda biblioteca privada debe ser donada a una pública, ese egoísmo que poseemos todos los dueños de bibliotecas privadas llega un momento que no tiene razón de ser y advertimos que los libros deben estar rodeados del mayor número de lectores posibles. Pues un libro solo está vivo cuando está al alcance de los lectores. Yo tengo mi propia biblioteca y sé que tarde o temprano la donare a una biblioteca pública, esa debe ser su estación de destino final.

ENTREVISTA ORIGINAL: EL OBSERVADOR